Sólo un par de días y ya entramos en Diciembre, y aunque al principio de mes son muchos los países que celebran otras fiestas, en realidad medio mundo tiene la vista puesta en las semanas finales, cuando nos encontremos de lleno en la Navidad, esa época del año que se supone llena de magia, amor y paz. No siempre se cumplen estas premisas, por muy buenos propósitos que todos nos hagamos ahora y al principio del nuevo año; pero es cierto que a todos nos gusta pensar que somos mejores personas de lo que seguramente somos, y queremos que eso se cumpla al menos durante unos días.
Envuelto en este espíritu tan solidario, durante algunos años recuerdo que se me han ocurrido las historias más melosas y llenas de amor de toda mi creación. Creo que me he visto influido por las películas empalagosas de cierto canal de televisión que nos bombardea durante todas las vacaciones navideñas, y entre el amor, el cariño y la familia, me salieron unos relatos pastelones que después no prosperaron ni llegaron a nada, y seguro que todavía andan por un cajón. Pero si me acuerdo hoy de ellos es porque, otra vez, vuelve a darme ganas de escribir cosas de este estilo, ya no sé si porque me estoy volviendo cursi, o si porque es realmente cierto eso del espíritu navideño.
No negaré que algunas de mis historias introducen elementos románticos (algo de amor en cualquier aventura nunca viene mal, incluso le da vidilla al relato), pero la mayoría de las veces son anecdóticas, sin ninguna importancia vital para su desarrollo. Sin embargo, llega la Navidad, y empiezan a circular por mi cabeza grandes historias de amor, y de ellas se me empiezan a ocurrir ideas. Sinceramente, no me veo escribiendo una novela romántica ni mucho menos; pero esta idea está muy clara durante el resto del año, y en cuanto llega Navidad mis convicciones empiezan a flaquear, jeje.
No sé si los aficionados a la escritura también siente eso, o soy yo, demasiado sensible a estas fechas. Cierto que estos son unos días en los que salen muchas novedades literarias, pero creo que eso es cuestión de mercado más que de creación, pues en época de regalos es buen momento para sacar todas las novedades. ¿O acaso también es buena época para los creadores? Si es así, espero que la inspiración les llegue por otros derroteros, y que no se dejan impregnar e incidir por este sentimentalismo navideño como yo.
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